I.- EVOLUCIÓN HISTÓRICA E INSTITUCIONAL
En la Zona Media Oriental de Navarra, y en las proximidades de la que hoy es la comarca de Sangüesa, se localiza el histórico Valle de Aibar, hoy desaparecido como unidad político-administrativa pero de importante significación fronteriza en la Merindad de Sangüesa.
La “ Val d´Aibar”,” val de Aibar” o “ Valdaibar” ya estaba organizada en el siglo IX en una tenencia que otorga el nombre al valle y que se documenta como núcleo habitado en el año 882, fecha en la que su castillo, importante y temprana fortaleza frente a musulmanes y aragoneses, es destruido por Muhammqad ibn Lubb.
Sin embargo, y para épocas anteriores se ha planteado la posibilidad de la procedencia hebrea y vascona, así como la posibilidad del asentamiento en sus tierras de una floreciente colonia judía
El primer caudillo pamplonés, Jimeno el Fuerte, es originario de las tierras de la tenencia del valle de Aibar; y también parece ser, que la segunda dinastía pamplonesa se asienta en el territorio comprendido entre Aibar-Sangüesa-Leyre.
Asimismo, es posible que en el siglo X, la tenencia pertenezca a una noble de Aibar, madre, según las crónicas, del futuro monarca Ramiro I de Aragón a quien en el año 1035, su padre Sancho Garcés III el Mayor le entrega la tenencia, distrito en el que Ramiro I dispone de una pardina llamada Pastoriza
En esta época la tenencia del valle comprende, principalmente, Aibar, Gallipienzo, Leache, Sabaiza y Eslava; en sus alrededores se encuentran las tenencias de Ujué, Liédena, Lumbier y Sangüesa. La población no debe ser muy numerosa en el valle, ya que en el año 1056 Sancho el de Peñalén ordena la repoblación de la villa de Aibar con gentes del valle de Aézcoa. Con el fin de dar cumplimiento a la repoblación, Ramiro I concede permiso a los habitantes de Aézcoa para fundar la nueva población que posteriormente se asienta en el término de Santiago de Aibar que a tal efecto dona el abad del Monasterio de San Juan de la Peña, cenobio del que dependía la iglesia de Aibar
En los años sucesivos la tenencia continúa en la órbita aragonesa. Ramiro I lega Aibar y Javier en el año 1061 a su hijo natural Sancho Ramírez, hermano del futuro rey con el mismo nombre. Sancho Ramírez la posee desde el año 1062. En el año 1066 aparece como tenente, Sancho, hermano bastardo de Sancho Garcés IV el de Peñalén, y de nuevo es Sancho Ramírez quien la rige en el año 1083 hasta el año 1.100, etapa en la que destacan en el valle de Aibar, Peña y Sangüesa la Vieja ( Rocaforte), como plazas fronterizas de envergadura.
Sucesor del conde Sancho Ramírez en la tenencia del valle es el conde Sancho Sánchez. La importancia de la tenencia del valle de Aibar en los siglos siguientes, radica en la categoría de los tenentes, y aunque se pierde moméntaneamente entre 1194 y 1234, posteriormente se recupera y se mantiene hasta el siglo XIII, época de extinción de todas las tenencias navarras.
En efecto, bajo los reinados de García Ramírez, Sancho VI y Sabcho VII, los tenentes del valle que aparecen documentados son. conde Ladron ( 1135), Vela Ladrón, hijo del anterior ( 1136-1147), garcía Almoravid ( 1153-1155), Sancho Ramírez de Oteiza ( 1171-1179), Iñigo Almoravid ( 1184-1197), Iñigo de Oriz ( 1198) y Don Arnalt ( 1229).
A partir del siglo XIII la evolución institucional del valle está ligada a la evolución histórica de las poblaciones y villas que lo integran: Aibar, Sada, Leache, Ezprogui, Eslava, Lerga, Moriones, Ayesa, Cáseda, Gallipienzo, Javier, Yesa, Sangüesa la Vieja y Petilla de Aragón.
Lerga.- El señorío de Lerga es nobiliario en la Edad Media, cuyo dominio posee Ogerot de Agramont. Con el tiempo se convierte en realengo, de tal forma que en el año 1456 el rey libera de la imposición de los cuarteles con la condición de que la villa mantega la fortaleza a espensas del monarca. En el siglo XVIII tiene importancia en el valle la feria de San Ginés o “ feria de Lerga” sobre ganado vacuno y mular que se celebra entre le 25 y el 28 de agosto. En esta época Gregorio Antonio de Aperregui, vecino de Tudela, pretende el señorío jurisdiccional de la villa, pero la villa defiende sus privilegios y fueros y logra mantener su independencia.
En la evolución histórica de las villas ligadas al valle de Aibar se encuentran otras que a pesar de la escasa información sobre las mismas, es preciso realizar una breve mención con el fin de que no queden en el olvido. Este es el caso de Leache, de la cual se tiene constancia de su pertenencia a la orden de San Juan de Jerusalén entre los siglos XII y XIII; así como de Sabaiza, lugar de realengo en 1280 y que en el año 1307 pertenece al señor Oger de Mauleón. Con el tiempo el señorío de Sabaiza pasa al dominio del duque de Granada y Ega junto con el castillo de Javier.
De la misma forma, Sada, al igual que la villa de Eslava, integra desde 1425 el condado de Lerín con Sesma y Cirauqui.
Finalmente queda para un trabajo posterior el estudio histórico e institucional de las villas de Cáseda, Gallipienzo, Yesa, Liédena, Sangüesa la Vieja, Javier y Petilla de Aragón, villas que en tiempos medievales y modernos se encuentran vinculadas al valle de Aibar otorgándole cierte personalidad y significación político-administrativa, pero que en la actualidad integran la comarca o tierra de Sangüesa como núcleos municipales independientes.